Te la ponen en bandeja y no puedes dejarla escapar. La noche del sábado pasaron por TVE “Luna de miel” (1959), nada menos que del gran Michael Powell.
La emoción se enfría bastante al ver que va con el bailarín Antonio de protagonista, pues es la película española de Powell, aunque a esto último nadie le negará un cierto morbo, acrecentando las ganas de ver en qué paró la cosa.
Me imagino, perezoso de consultarlo por aqui o por allá, cómo fue su gestación: Antonio debía haber visto “Los cuentos de Hoffmann” o quizás mejor la previa “Las zapatillas rojas”, con Ludmilla Tcherina, y pensó que ahí tenía un buen nombre para dirigir y una actriz para interpretar la película con él de estrella, “de calidad internacional”.y hasta me imagino que algo debió tener que ver Edgar Neville para contactar con Powell, pues por algo aparece haciendo un cameo en la película. El guión lo firman Powell y Luis Escobar y la música Mikis Teodorakis. Todo de campanillas, pues.
Los ballets qué queréis que os diga, si no soporto ni las dos películas citadas de Michael Powell por ellos, aunque recuerden en ciertos de sus decorados y en general en su color películas del británico, como “Narciso negro”: para mí un tostón. Pero lo que no son ballets ni sueños, centrado en el recorrido por las zonas turísticas de Madrid, Toledo, Córdoba, Granada y algún pueblo con castillo incorporado por los que van los adinerados anglosajones recién casados, con alusiones a las carreteras españolas -“hay que combinar lo arduo con lo fácil”-, una gozada.
Y no se os preocupéis ustedes que, habiendo sido realizada en la España de 1959, el adulterio (la trama va de una actualización de Los amantes de Teruel) queda sólo en lo onírico.
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