sábado, 5 de octubre de 2024

Remontons les Champs-Elysées

El Guignol des Champs Elysées, con gran protagonismo en la película, configura el cartel.

Imágenes documentales iniciales.

La clase del singular profesor (y alumnos).

Mi euforia ante el hallazgo en una biblioteca de un pack dedicado a Sacha Guitry ha finalizado con cierta amargura. No por las sensaciones que me han trasmitido algún Guitry, aunque en su obra veo que hay de todo, sino por no poderlos ver en condiciones.
“Le nouveau testament” (1936), aunque anunciado en el pack, alguien había tenido la malévola idea de llevárselo y no devolverlo. “Las perlas de la corona” ya expliqué que sólo pude verla hasta su mitad. Y si con “Desiré ya tuve que, después de varios infructuosos ensayos, saltarme alguna escena, el deterioro del DVD de “Quadrille” me hizo abandonar casi inmediatamente (es verdad que sin que pareciera una de las apuestas más fuertes de Guitry como cineasta) y ahora, cerrando el círculo, “Remontons les Champs-Elysées” me ha vuelto a dejar tirado, Per psé a los múltiples intentos, un buen cacho de su metraje e historia que cuenta.
Y es una verdadera lástima, porque “Remontons les Champs-Elysées” da la impresión de ser una de las películas más ambiciosas de Guitry, hecha con una exhibición de medios enorme.
Se inicia en un lycée parisino (¿será el mismo que el de tantas películas?), en el que aparece, interpretado por Sacha Guitry (que luego, para no faltar a su costumbre, interpretará a otros muchos personajes), un profesor y su clase, en unas imágenes que pueden pasar a engrosar la imagen clásica de una clase de ese tipo y momento.
El profesor se pone a explicar una larga historia, como es la de la avenida parisina, que le sirve a otra de sus películas sobre historia, estilo “Si Paris nous était conté” (1956) “Si Versalles pudiera hablar” (1954) o, más adecuadamente, “Las perlas de la corona” (1937), ante, de tanto en tanto, los rumores de rechazo o aprobación de sus alumnos.
Es, como en otras ocasiones, una Historia que va pasando veloz, a ritmo de vals o de musiquilla de organillo, siempre conducida por la voz del narrador (esto es: Guitry), que nos reserva varias sorpresas históricas y argumentales divertidas.
Sigo, pues, con el deseo de poder asistir a una completa retrospectiva de Sacha Guitry en la Filmoteca, en perfectas condiciones de proyección, bien subtituladas…
A ver.

El desfile de la historia.

Con sus galanterías.


El viejo Napoleón encontrándose frente a frente al joven Napoleón.


 

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