sábado, 21 de junio de 2025

Tavernier sobre Melville


Más sobre las memorias de Tavernet: su encuentro inicial -decisivo- con Jean-Pierre Melville.
Tras explicar su primera visita a su estudio de Pigalle, donde rodaba todas sus películas, y ofrecer una guía turística detallada sobre todos los sitios donde ir a tomar algo a los que le invitó, una anécdota que ayuda a perfilar, más allá de su impermeable, gafas oscuras y sombrero Stetson, su personalidad.
Hay que tener en cuenta que Melville ya sabía con quién había de vérselas. Estaba dejando boquiabierto a un jovencito entusiasta del cine, aun con ideas muy difusas sobre a qué quería dedicarse, pero que absorbía con fruición todas las informaciones que su maestro le pasaba. Como dice Tavernier mas adelante, alguien que le ofrecía esa agradable sensación de sentirse escuchado.
Uno de los sitios que nombra Tavernier le dio a conocer Melville y que frecuentaban mucho era una tienda de bocadillos de la calle Colisée, que se ve admitía a comensales a cualquier hora. Como en la rue Colisée estuvo mucho tiempo una muy interesante librería de cine parisina, me hace gracia pensar (aunque sea imposible, porque la que pienso abrió la moda de bocatas estilo “Pan’s & Company” mucho después) que yo también la frecuenté.
Pues bien: Melville le explicó que los dos hermanos que llevaban el local tenían una relación familiar, estaban emparentados con William Wyler, que había nacido en Mulhouse. Como dice Tavernier en sus memorias, “eso confería una suerte de aura prestigiosa a ese restaurante, donde se encontraban a menudo con amigos del cine-club”.
Pero remata:
“Una noche que cenaba yo sólo, quise verificar esa información con uno de los hermanos, quien quedó aturdido. Ni parecía saber quién era Wyler.”

 

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