jueves, 16 de mayo de 2024

Angkor, Camboya: Damiana

In

Y out.

Pensando en sus 150 minutos que, una vez empezada, creía ya conocidos, abandoné la última película de Lucía Seles, y ponerme entonces con “Angkor, Camboya: Damiana” (Gonzalo Garcia Pelayo, 2024) fue como un bálsamo, que estalló en gran satisfacción cuando, acabada su larga secuencia inicial, que nos muestra majestuosamente todos los rincones de Angkor, la siguiente, con los mismos actores, da un vuelco radical a la comprensión de todo lo que has visto hasta entonces.
La película resulta ser un doble periplo por Camboya, en dos versiones radicalmente diferentes. Una (out), plagada de elementos autoirónicos (todas esas teorías sobre el lenguaje, sobre cómo dotar de sentido profundo a una película) y toques de humor (ese “pescado de humanos” que señala el divertido guía a la pareja de visitantes en su visita al mercado callejero sería su gag más destacado). Otro diálogo de esa versión aclara directamente mucho: “Un poco de tontería no está de más, sobre todo para compensar tu personaje, toda una tragedia”, añadiendo una hilarante referencia a “Marcelino, pan y vino”.
Pero debo decir que con la versión que he echado más risas es, precisamente, con la de representación de la tragedia (in), con un escupitajo como momento cumbre, cúspide dramática.
Película doble, reflejo quizás de su afición por las estructuras matemáticas, como la película igualmente cumple a la perfección su habitual empeño en dar a conocer espacios del mundo que le cautivaron en sus viajes, ofreciendo un retrato completo de Camboya, sin embargo no aflora en ella el estilo que recordábamos en García Pelayo, quien ayer nos indicó -poca broma- que la consideraba su película de mayor ambición.

En una película que es un retrato completo de Camboya.

Que no atiende únicamente a sus lugares turísticos.

Y no olvida aspectos siniestros de su historia.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario