La ilusionista, en su tercera vida, a los 86 años, aún activa.
Fue un auténtico precursor, pasando del cine comercial al absolutamente personal, con sus diarios filmados, efectuados con una pequeña camarita, y un equipo minúsculo, pero está claro que, vista la audiencia de anoche en la Filmoteca, su potencial público, enorme, aún lo desconoce: nunca había visto, al entrar cinco minutos antes, una sesión en la sala grande más vacía; por suerte al acabar vi que luego había aumentado un poco la audiencia
El programa se compuso de parte de la segunda serie de los “Portraits” (1992) de Alain Cavalier. En concreto, se trató de ““L’opticiène”, “La souffleuse de verre”, “L’illusioniste”, “L’acordeuse de piano”, “La corsetière” y “L’Archetière”. Los tres programas anteriores, lamentablemente, me los perdí, al estar fuera de Barcelona.
Como en los anteriores, documentales independientes muy cortos -de 13 minutos cada uno de ellos- en los que Cavalier, acompañado de un cámara y un sonidista, esbozan, mediante una conversación con ella, un retrato de una artesana. Como muchos de esos empleos han desaparecido o se han transformado radicalmente, tienen actualmente un interés etnográfico enorme.
Su atractivo humano está fuera de duda, pero es que además cinematográficamente resultan también de gran interés, por el juego que Cavalier aporta, a base de su relato, curiosas preguntas y primeros planos, o por ejemplo la ocultación hasta el momento adecuado del rostro de la protagonista. A mí, personalmente, los que más me gustan son aquellos en los que Cavalier introduce reflexiones sobre su vida personal o familiar que, por cualquier motivo, ha relacionado con lo que explica.
La sopladora de vidrio.
En uno de sus esfuerzos. Asombran la energía que debe emplear para cada pieza y las inexistentes medidas de seguridad, trabajando con un horno de más de 1000 º.
La corsetera.
La fabricante de arcos de instrumentos musicales.
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