viernes, 11 de abril de 2025

Drôle de drame


Por una de esas cosas que suceden, de un pase por el benefactor UHF de “Drôle de drame” (Marcel Carné, 1937) se me quedó grabado por vida el siniestro -y pecaminoso- obispo encarnado por Louis Jouvet y Míchel Simon cuidando sus mimosas y alimentando con las moscas que iba atrapando al vuelo sus plantas carnívoras.
Estos dos, junto a otros muy populares actores franceses, tanto del teatro como de la pantalla (por ahí aparecen también el galán del melodrama que figuran rodar en “La noche americana” -Jean Pierre Aumont-, haciendo aquí de alocado y enamoradizo lechero con ideas sublimes para la escritura, o el mismo Jean-Louis Barrault, en asesino de carniceros que cae enamorado de Françoise Rosay…
Rodado en unos decorados muy evidentes figurando ser un par de barrios opuestos de Londres y sus casas, con inspectores de Scotland Yard y demás elementos de la farsa incluidos, todo está montado para hacer pasar una sesión de comedia disparatada, con gags -esa anciana que olvida constantemente que su perrita, Canadá, murió hace cinco años-a recordar.
Pero en mi cabeza quedará siempre ese repugnante obispo que tan bien borda Jouvet, y la enternecedora manera en que Simon va a cuidar sus mimosas.

 

The bewilderment of Chile

El hermano de Diego, preocupado por su hijo, regresando a La Plata, con su familia.

La hija de Diego, atendiendo solicita en la farmacia, pero a punto de recibir en su cara una malevolencia de una clienta.

Diego en una de sus confiterías.

El personaje de Javier García Pelayo expresando al de Jeri Iglesias su parte de desasosiego. En otros planos de esa misma escena unas rejas de la ventana de la habitación en la que se encuentran revelan su incomodidad con lo de su hijo y vivir en un hogar juvenil, de poca categoría para él.

El staff de la confitería reunidos para oír a Iván.

Cuando me daba la impresión de que Lucía Seles iba a alcanzar el limite de su capacidad de creación cinematográfica, sólo quedándole repetir estructura y formas que tanto sorprendieron inicialmente, llega “The bewilderment of Chile” (2025) y, sin dejar de lado su cine personalísimo con todas sus características, me da la impresión de que entra en otro capítulo, más maduro, más serio, encontrando más sentido a lo que plantea, que aventuro que no es aquí otra cosa que una vuelta de tuerca al desasosiego a ese comecome que nos invade, conducidos ambos por tiempos tan revueltos.
Al menos eso he pensado viendo la larguísima introducción de la película, antes de la aparición de su título, que mostrando todo ese mundo que le es grato del entorno de la terminal de La Plata, con sus galerías, farmacias, gimnasio, calles… y confiterías, presenta además una forma bastante diferenciada de la que acostumbraba, con muy frecuentes y entrecortados planos y diálogos.
Los García Pelayo, interpretados por miembros reales o ficticios de la familia, dominan la trama. Es quizás Javier García Pelayo quien, de forma más radical, establece un ‘tour de force’ interpretativo magistral, mostrando ese desasosiego del que hablaba, que abarca también a los demás, cada uno por sus razones, razones que, en muchos casos, se transmiten y relacionan.
Una narradora en off, también en la ficción de la familia, contribuye a esta imagen de seriedad, de drama interior que aflora de todos sus personajes, que en buena parte ofrecen un juego actoral más allá de la caricatura.
Uno de ellos dice una frase para definir el malestar de otro, ese malestar que carcome también, por resonancia y simpatía, su ser, que me ha gustado por definitoria:
-No es que sufra, es que está dañado.
Y una nerviosa cámara en mano facilita muchos planos, de poca duración, interponiéndose con otros, como si quisiera participar, ella también, en ese dar vuelta una y otra vez a las preocupaciones.
No quiere decir eso que la película pierda elementos que definían las anteriores. Ahí están esas frases en spanglish comprimido que tanto gusta a Seles hacer aparecer escritas, para ir comentando lo que muestra la pantalla, unos comentarios que, de tan frecuentes y grafía tan compleja, muchas veces dejan escapar buena parte de sus detalles. O las repeticiones en diálogos y situaciones, o, claro está, ahí están también varias escenas para echar unas cuantas risas, entre las que yo destacaría:
-La diatriba contra los franceses que suelta Diego (Gonzalo García Pelayo), el poderoso dueño de las Confiterías Ritz de La Plata, que aunque pueda parecer que obedezca a su ancestral odio a su rival -la elegante cafetería París- parece corresponder a una real animadversión de Seles.
-Los machotes hachas del básquet, que admiten a uno más, Iván García-Pelayo, “para ahuyentarlo de los problemas con su padre”.
-El berrinche que tiene Javier García-Pelayo con el encargado del hotel, que no hay manera que le pase la tarifa de una estancia a lo largo de otoño-invierno.
Pero incluso a una escena que se inicia como comedia, como es la arenga del dueño de la Ritz-Terminal a su staff, para seguir con una seguiriya, tiene en su poso un cierto deje de amargura… manteniendo el tipo: “Todo se va terminando como un sueño que se aleja, pero la Blanca Paloma se queda”


Al final, el gallego les canta una seguiriya

Admitiendo a uno más los ases del básquet.

Otra performance bien sentida de Javier García Pelayo, en discusión con el inflexible recepcionista de hotel.


 

jueves, 10 de abril de 2025

Sonnenstrahl


De música dinámica y optimista de sus títulos iniciales de crédito pasamos a la apagada imagen de un solitario observando las ofertas de empleo, sin cerrársele todas las esperanzas de futuro.
La plataforma TV5Monde ofrece gratuitamente, en francés con subtítulos en español, “Rayo de sol” (“Sonnenstrahl”, 1933), una de las películas que el húngaro Paul Fejos realizó a su regreso a Europa tras una prolífica estancia en Estados Unidos.
Al poco tiempo de ver lo narrado, Hans (Gustav Frohlich) encuentra a Anna (Annabelle), tan o más desesperada que él, y ambos se convierten en unos irredentos emprendedores que no dejan de encadenar trabajos, cada uno más degradante que el anterior, pero sin cejar la sonrisa, para salir de la miseria.
Cada trabajo constituye una escena de comedia, pese a que, de tanto en tanto, pensando un poco, te angustie un rato largo. Aunque se trata de cine ya sonoro, pareces acceder a una sucesión de gags de cine mudo.
Como anuncia un cartel, está ambientada en Viena, y hasta debe estar rodada ahí, pues aparecen tiendas de la época, tranvías y hasta un conjunto de esos de viviendas de la Viena Roja, que hacen la velada, además de para saber cómo se afrontó en el cine la gran depresión, interesante.





 

Infiel





El más esplendoroso inicio de serie televisiva con el que me he encontrado últimamente es el de “Infiel” (“Trolösa”, Tomas Alfredson, 2024; desde ayer en Filmin).
Un director de cine sueco se divorcia de su mujer británica y va a la casa de su amigo holmiense, que vive con su mujer e hija adolescente. Casas años 60/70 bien hechas, con muebles y maderas sólidos de la época, amagos de un excitante y peligroso flirt.
Al finalizar el primer episodio, veo que Alfredson (“El topo” -2011- y “Déjame entrar” -2008) ha filmado una historia de Ingmar Bergman que ya filmó Liv Ullman en el 2000. Eso aclara muchas cosas. Pero, visto ya también su segundo episodio, con saltos de tiempo muy de Bergman, hay una secuencia con escenas paralelas, la música de jazz de una que se filtra y conduce a la otra, que me dice:
A/ que estamos viendo cine, y no televisión.
B/ que, guión al margen, está bien filmado.




 

martes, 8 de abril de 2025

Patricia Neal



Todos recordamos de “Breakfast at Tiffany’s” a Audrey Hepburn, pero viéndola el otro día me quedé magnetizado con Patricia Neal, la mujer madura que paga al personaje de George Peppard para de vez en cuando sentirse aún viva y joven.

Una década antes, en “El rey del tabaco” (Michael Curtiz, 1950), el personaje de Patricia Neal es diez años más joven, pero mantiene un carácter prepotente, asociado a su clase social. Su juguete es Gary Cooper, a quien lleva de calle. Claro que su oponente es Lauren Bacall, y ésta si procede del mismo origen, entre el fango, que él. 

domingo, 6 de abril de 2025

La fiebre


Es curiosa la aparición de series de tv que quieren polemizar y de hecho hacen polemizar hasta la saciedad a la audiencia, dividida entre entusiastas partidarios y acérrimos detractores, dejando un despoblado campo central para los que le saben ver sus aciertos, pero también sus puntos -de tanto forzar- débiles.
Ahí bien cerca tenemos el caso de “Adolescencia”, que prendió la mecha hace bien y, habiendo pasado por una plataforma tan popular como Netflix, ha hecho hablar de ella muy rápidamente, con esa oscilación clásica, de entusiasmo por parte de sus primeros espectadores, para a continuación empezar a surgir detractores, que hacen caer en los excesos que comporta, que, posiblemente, son también los que la han llevado a su mismo éxito.
Pero si la británica “Adolescencia” ha llegado al éxito mostrando claramente, sin fisuras, lo que quería transmitir a sus espectadores, la francesa “La fiebre” (Eric Benzecri, 2024, en Movistar), que según parece ha cosechado un éxito enorme en su país de origen, hace dar, según aprecio tras ver sus dos primeros capítulos, muchos más tumbos a las cabezas de los espectadores, hasta el momento con la constante de hacerles ver que los comunicólogos pueden apañárselas para exacebar a la audiencia ante una actitud de un personaje público o, dándole la vuelta, y sin solución de continuidad, endiosarlo.
Sam (Nina Meurisse) es una socióloga y comunicóloga de una agencia de comunicación que quiere sacar las castañas del fuego a un presidente de un club de fútbol (Benjamín Biolay) cuando su máxima estrella, un jugador negro, ha golpeado ante la vista de todos a su entrenador -blanco- acusándolo de algo así como blanco explotador. Por su parte, Marie Kinsky (Ana Girardot, quizás bautizada en la serie con ese apellido para asociarla con el famoso actor y su a veces diabólica personalidad) emite un programa personal que crea tendencia y se pone a disputar una tras otra las ideas que la primera va teniendo para que pase la tormenta mediática.
Queda claro que “la buena”, la de buenos sentimientos, con la que el público se ha de identificar, es Sam, pues lucha contra las ideas “extremistas” de un extremo y el contrario -ahí se ve uno de los fondos ideológicos de la serie- para que nadie salga malparado y la batalla no se trasmita a la sociedad, además de servirnos los problemas de su vida privada para acabar de hacérnosla simpatizar y que queramos que triunfe, mientras que “la mala” es Marie, con una vida mucho más depravada y que sólo busca la notoriedad. Pero por exigencias arguméntales, de intriga, ambas tienen un pasado común en el que eran uña y carne, y tendremos que esperar para saber qué pasó para que se distanciaran como lo hicieron.
Por mi parte seguiré viéndola, pues el juego rápido de adopción de una postura de comunicación a la audiencia y luego el contrario te hace pensar que estás ante una propuesta inteligente. Espero que esa impresión no se deshaga como un azucarillo, que no decaiga al incrementar alguna deriva sentimentaloide que ya se ha visto fugazmente (la peor hasta el momento, una muy evidente música de una secuencia para transmitir tristeza ante una situación), o subiendo la impresión de manipulación hasta el punto de alejarme de su visión antes de que acabe la temporada, de ocho capítulos.
Pero, para entonces, pasen, vean, y polemicen…


 

sábado, 5 de abril de 2025

Ombres Mestres: Mapes


¿Cómo se utilizan en el cine los mapas, esos instrumentos que tanto nos atraen a muchos?
Estuvimos averiguando un poco, acudiendo a variadas películas, y hemos confeccionado con lo que hemos visto, y luego seleccionado, un grupo de respuestas a esa pregunta. Eso es lo que presentaremos el próximo martes, puntualmente a las 18h, en la sede de los ingenieros de Barcelona, en la ya última sesión, por este año, de Ombres Mestres.
Los detalles:
-Ombres Mestres - XIII. Mapes
-Cineclub Associació d’’Enginyers
-Sala Pompeu Fabra
-Via Laietana, 39, 5é pis
-Barcelona
-Martes 8 de abril de 2025
-De 18 a 20h
-Entrada libre, sólo limitada a la capacidad (muy grande
🙂
) de la sala.
-Se agradecerán inscripciones en https://www.eic.cat/jornades/1133890



 

 

La viajera

En la primera parte, en la que el espectador no hace sino apreciar la caracterización que hace I. Huppert de la excéntrica viajera…

… y llenarse de interrogantes.

Interrogantes que se resuelven en esta hilarante escena, en la segunda parte de la película, en la que vas descubriendo paulatinamente las inesperadas relaciones a dos entre los tres personajes. Me imagino a Hong Sang-soo riéndose a carcajadas ideando sus diálogos.

Cada parte está formada, a su vez, de otras dos, que acentúan la sensación repetitiva respecto a la anterior, pues al menos entre las dos primeras se repiten las acciones.

Festival D’A - 7
¡Qué extraordinaria manera de caracterizar un personaje la de Isabelle Huppert! El la primera escena de “La viajera” (“A traveler’s needs”, Hong Sang-soo, 2024) la vemos fuera de su registro habitual, en el piso de una joven estudiante de piano, marcando con cuatro gestos y la forma de manejar y tirar su bolígrafo al bolso el carácter de una viajera francesa en Corea, que parece corresponder más al literario de excéntrica viajera británica.
Pocas veces más que aquí me he reído tanto con un Hong Sang-soo, que establece para sus tres primeras partes un tono de película cómica inusitado, dejando en el espectador, tras su tercera y última parte, un cierto regusto bien diferente del de la comedia, haciéndole apreciar con otros ojos el personaje al que ha dado vida Huppert.
Coreano, pero mucho más inglés (hablado por no parlantes en ese idioma, como traduccion para procurar entenderse) y un poco francés son los tres idiomas que recorren la película, quizás acercándote la trama que presenta de forma más fuerte que en otras ocasiones.
Las tres partes (no marcadas como tales) las definen tres escenas, rodadas habitualmente las dos primeras con planos fijos de cámara para captar los diálogos y situaciones de la viajera (practicando lo que sabremos al poco tiempo es la idea que ha tenido para ganar el dinero necesario para su estancia en el país) con un o con dos personajes adicionales, a los que hace tener reacciones que oscilan desde la desconfianza hasta la candidez más transparente, pasando por divertidas atracciones.
Para marcar más diferencias, que creo me harán recordar la película de forma diferencial, hay hasta un gag logrado por montaje, con un corte que lleva a la mirada interrogante de un perro que ha presenciado la acción.
La distribuye Atalante, por lo que parece asegurada su distribución, de lo que hay que congratularse.

Interregno que permite apreciar aún más el carácter excéntrico de la viajera y, observando todo lo que pasa con un zapato, la precisión de la puesta en escena de la acción, para hacerla más creíble, no forzada, por el espectador.

Tercera parte, y de las pocas escenas sin Huppert en cuadro.
 

viernes, 4 de abril de 2025

Postcards and memories




Tenemos previsto pasar unos días recorriendo Mallorca, guiados por unos profesores de geografía especializados en turismo, con lo que ver ahora “Postcards and memories” (Cesc Mulet y Pablo Bujosa, 2016), que hoy han colgado en Filmin, aunque luego he sabido que ya la había visto por la tele hace tres años, me ha supuesto un buen aperitivo.
Explora el desarrollo del turismo en la isla desde los años 50 hasta la actualidad mostrando las fotografías y filmaciones de Josep Planas, quién se ve fundió un auténtico imperio, Foto-cine Planas, que divulgó y se inventó con sus postales y reportajes la imagen turística de Mallorca al tiempo del boom de hoteles y visitantes.
Bien filmado pero con recursos repetitivos, con un “tratamiento literario” de Nadal Suau, con frases precisas pese a algo redichas, que en muchas momentos resultan excesivamente redundantes y explicativas de las imágenes, tiene para mí, como peor enemigo, unas músicas en la banda sonora con las que quieren dar ritmo a todo el relato, que no avanza en línea recta, sino que a veces entra en ciertos bucles, volviendo a lo mismo.
Pero ver ciertas imágenes de antes del desastre o de su inicio, así como el color del tópico extendido por las postales que colaboraron a hundir el paraíso, sigue teniendo su qué.






 

 

Constelación Portabella

Claudio Zulian (director), Luis Miñarro (productor) y Pablo La Parra (Director de la Filmoteca, antes de la proyección.

Ya en el coloquio, Pablo La Parra, Claudio Zulian, Pilar Parcesisas y Esteve Riambau.

Un reportaje italiano sobre el rodaje, en el piso de Portabella, de “Nocturno 29”.

En un coloquio de La Clave. Salen en “Constelación Portabella” muchas declaraciones suyas en entrevistas televisivas, además de trozos de algún reportaje o programa con él como protagonista, incluido, al final, una aparición suya en televisión tocando en directo la batería, de la que había sido muy aficionado en su juventud. Al acabar la pieza, sonriente pero my nervioso, se le veía haciendo mucho un gesto suyo muy característico, de apretar los dientes.

La extraordinaria secuencia de “El silencio antes de Bach” en la que un grupo de violonchelistas lo interpretan con el metro articulado en marcha. A Portabella siempre se atrajeron las hazañas visuales… y sonoras.

Festival D’A - 6
En la misma “Constelación Portabella” (Claudio Zulian, 2024; anoche en la Filmoteca) aparece Pere Portabella diciendo que estaba inicialmente en sintonía con grupos artísticos como Dau al Set o El Paso, porque quienes estaban encuadrados en ellos, sus amigos, intentaban transgredir el mundo del arte, y que él siempre ha intentado aupar la transgresión.
En el documental elaborado ahora sobre él, que repasa buena parte de su dedicación al cine, sorprende, aún producido por Luis Miñarro y siendo sobre tal personaje, por su convencionalidad, hasta el punto que la única transgresión que hay en él (al principio, viendo los cortes de entrevistas iniciales, creía que seguía incluso esa pauta de los documentales televisivos norteamericanos actuales, de avanzar las dos o tres ideas que se encontrarán más tarde, si el espectador no pasa a otro canal), la única transgresión apreciable, repito, se halla en los trozos de las películas del cineasta, que se muestran con profusión, no siempre en concordancia, por cierto, con las declaraciones que sobre su cine o su persona hacen unos cuantos especialistas de nombre.
En el coloquio, uno de los expertos entrevistados en la película, Esteve Riambau, recordó la única guía que le dio Portabella cuando finalmente acordaron hacer el libro recopilatorio de sus escritos publicado recientemente en Galaxia Gutenberg: “No hagas nada convencional”. No criticó por eso la película, admitiendo que la opción de rellenarla con el máximo de Portabella, quedando la forma del documental en un segundo plano, era una de las opciones, pero sí le afeó en varias ocasiones que lo que habíamos visto era una constelación al que le faltaban estrellas, y fue enumerando a lo largo del coloquio unas cuantas que había callado la película, centrado casi todo en lo más político: “Informe General II” (que Zulian dijo que “no cabía”, para luego explicar que su documental no seguía el aparente orden cronológico que según cómo muestra, sino que funciona por bloques de temas -su dedicación inicial como productor, sus primeras películas bastante rompedoras, la música, la política,… y con “El sopar” y el primer “Informe General” dio por terminado el bloque político), su primordial participación últimamente en la Fundación Alternativas, su (muy especial…) relación con los creadores de cine militante o que se le acerca, su eterno desmarque de la Escuela de Barcelona, en la que lo quiera o no se acunaron sus peliculas, su actividad como senador, etc.
Yo sí añadiria que algo mínimamente transgresor -ya que no completo- debería ser un documental que se dedique a tamaño personaje. Tiene razón Zulian en decir, como dijo en el coloquio al hablar de su planteamiento de película, que no se puede hacer nada al estilo Portabella, que él es, en este sentido, único. Pero es que no se trataba de eso: Portabella nunca ha exigido a los que hizo de productor que emularan su tipo de cine, sino que expresaran con su propio lenguaje lo que querían decir. La película de Zaluan que propició su primer encuentro con Portabella, “A través del Carmel” (2009), tenía una forma y estructura personal de abordar su tema, y apostaría que eso fue lo que justificó que Portabella le felicitara (como ayer nos contó el autor de la “Constelación”). Pero no se desprende ni un detalle como los de ese trabajo previo en lo visto ayer, de no ser esa ocurrencia de poner el título de la película y sus entrevistados en medio de su metraje, pues estoy hablando, claro, de otro tipo de aproximaciones.
Casi todos los entrevistados son personas conocedoras del tema sobre el que se les preguntaba y aportan argumentos de interés, pero, no sé, a mí, personalmente, me agobian un poco estos montajes en que se reparte entre un nutrido grupo de supuestos especialistas la tarea de ir montando la consideración de una personalidad. Me da la impresión de que se diluye y banaliza un poco el discurso. ¿No habría sido mejor, quizás, encomendarse a un par de ellos y que fueran esos dos los que condujeran razonadamente la travesía?
Según declaró, la apuesta de Zulian había sido intentar una película de ahora con el lenguaje de ahora (?) para, como objetivo central, dar a conocer a las nuevas generaciones la importancia de la obra y actuación de Portabella, porque, señaló, en las clases que da previene del corte digital que se produjo en el año 2000, y lo primero que avisa es de que “antes de esa fecha pasaron cosas”. Pero no estoy seguro de que así se pueda lograr. A los que conocíamos aunque fuera un poco el tema, nos ha sonado todo a un cierto “dejà vu”. Quizás -y ojalá así sea, como es verdad que indicaron algunos espectadores- pueda servir para que se enteren de lo rompedoras de su actividad y obra los que la desconocían, pero no sé: al menos anoche no me pareció ver entre el público congregado a nadie de la nueva generación, y no sé si su reacción, de empezar a ver el documental, sería de caída del caballo y apuntarse a la buena causa descubierta, la verdad.
También en el coloquio, ya que en la película no demasiado, me hizo gracia pescar alguna indiscreción que se le escapó a Pilar Parcerisas, entre su esperable discurso (que no creo fuera tampoco lenguaje de ahora para los de ahora) sobre la cuestión artística, como esa malévola frase que le oyó a Joan Brossa cuando ya se había alejado de Portabella y salió éste a colación en la conversación: “Los ricos siempre acaban tirando arroz”. O esa polémica en La Vanguardia entre el Grup de Treball y Tàpies, que La Vanguardia (que siempre es muy suya) acabó zanjando sin publicar ninguna carta de réplica del Grup de Treball y sólo publicando, como postura cercana al GT, pero mediadora, los escritos de Portabella.
Un poco de mordiente, cuando menos.

Luis Parés, en la Cineteca de Madrid.

Xavier Albertí expresando esencias teatrales de Portabella.

Àngel Quintana nombrando aspectos de lenguaje de su obra.

Xavier Balló. También aparecen tres críticos extranjeros de nombre, que se han interesado por las películas de Portabella y dos especialistas del mundo artístico.

La partida de cartas de Lucía Bosé con Antonio Saura, Antoni Tàpies y Joan Ponç en “Nocturno 29”, de la época brossiana de su obra.

Romà Gubern, ahora no recuerdo si en “Umbracle”

Carles Santos. (¿En “Acció Santos”? No: En "Play-back")

“El sopar”

“Informe general”