sábado, 23 de enero de 2021

Segunda experiencia Mani Kaul



Ayer, una nueva experiencia Mani Kaul en la Filmoteca/Xcèntric, en esta ocasión en programa doble. (Se repetirá el miércoles 27)
Por un lado, “Before my eyes” (1989), un cortometraje encargado por el Departamento de Turismo de Jammu-Cachemira. En él Kaul filma (con tomas en muchos momentos aéreas) el recorrido de un río y su correspondiente valle por la región, si bien, como señaló en la presentación Gonzalo de Lucas, mostrando su predilección por “consistencias, tamaños, formas”. Al margen de imágenes en verdad impresionantes, en una secuencia aparece Nancy Nodine Lesh interpretando una preciosa pieza con un violoncello, completando el en absoluto descuidado -todo lo contrario- aspecto sonoro de la cinta. Se ve, en todo momento, quién hay detrás del que aceptó el encargo, que en otras manos habría resultado una colección de imágenes y explicaciones -aquí inexistentes- de lo más banal. Ver “Before my eyes” es, felizmente, una experiencia diametralmente opuesta a esa.
“Indecisión” (“Duvidha”, 1973), por su parte, es el tercer largometraje de Mani Kaul, establecido sobre un antiguo cuento, una leyenda de esas trasmitidas oralmente. Según De Lucas y Francisco Algarín está hecho con muy pocos medios materiales, debido al poco éxito obtenido por los anteriores. Fue filmado en una cámara Bólex, de 16mm, con toda la precariedad correspondiente en la toma de sonido, que parece seguir una vida paralela a la de la imagen, muy cuidada y posteriormente inflada a 35mm.
Me sabe mal no participar en el entusiasmo que parece han sabido trasmitir los organizadores de su pase a un público que, con las restricciones del 50% debido a la prevención de la COVID-19, llenaba en completa adoración la sala Chomón de la Filmoteca.
Me disculpo, pero si ellos mismos dicen que no hay que prestar demasiada atención a la trama y explican las deficiencias del sonido por la precariedad de medios empleados, señalando que es en su conjunto un extraordinario experimento con el color, es una auténtica desgracia tener que hacer elucubraciones sobre lo que debiera haber sido inicialmente, porque la copia vista estaba totalmente teñida de rojo, debido al típico deterioro de ciertos procesos empleados al principio del color. Estaba pidiendo a gritos una restauración concienzuda. Como un S-8 o unas dia-positivas de Gevaert-color de los años 60 conservados en un armario sin las condiciones adecuadas, para entendernos.
Es una lástima, porque los contrastes entre rojos y blancos, limpios, deberían ser originalmente tan impresionantes como los encuadres vistos, pero se ofrecen en un pastiche más bien, para mí, desgraciado. Una escena cenital amplía en una ocasión la gama de colores, pues corresponde a un nutrido grupo de personas con vestimentas de diferentes coloraciones, pero no pude disfrutarla -ni esa ni ninguna otra- como se merecía.







 

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