jueves, 16 de septiembre de 2021

Struggle in the valley


Sí. Los títulos de crédito confirman que se trata de un tal Omar El Cherif, al que aquí conocimos después, cuando ya no era tan jovencito, como Omar Sharif.
Siempre me he preguntado de dónde venía la adoración que sentía por Youssef Chahine una revista como Cahiers du Cinema, cuando por el tipo de su cine más debiera ser aupado por Positif. El caso es que la revista hacía un alarde informativo extraordinario cada vez que aparecía una nueva película suya: reportaje, entrevista, fotografías, críticas...
No sé si estaré equivocado, pero creo que aquí no se le estrenó algo suyo hasta el final de su carrera. Recuerdo entonces alguna película llena de colores, con una tesis política -muy simple, por otra parte- a cuestas. Nunca la maravilla anunciada.
El caso es que hoy Mubi ha colgado uno de sus primeros films, “Struggle in the valley” (también conocida como “The blazing sun”, Shiraa Fil-Wadi”,1954), contando en sus primeros papeles con este Omar El Cherif en plan guaperas cuyo personaje, con su empeño e inteligencia, ha llevado la prosperidad agrícola a su pueblo, y Feten Hamama, una actriz egipcia que veo se casó con Sharif precisamente en ese 1954.
Ya en las escenas iniciales, con los cultivos regados por agua del Nilo, las chalupas,… se aprecia que su factura, con unas imágenes potentes, magníficos encuadres, enlaces entre ellos y eficaces movimientos de cámara (cosa que se alarga hasta el final) es impecable. Sumado a lo anterior, unos cuantos apuntes folclóricos (la celebración de una boda), en lo que es por otra parte toda una gran producción, nos confirma que, en este sentido, Chahine bien podía considerarse como el gran cineasta egipcio, de la misma manera que, por ejemplo, Sayjavit Ray era sin duda el gran nombre del Cinéma hindú.
Sin embargo, queda por analizar el contenido de la película. Siempre se consideró a Chahine un cineasta progresista, combativo, y ésta película en concreto podría ser vista como una denuncia del poder caciquil y la falta de entrañas de los poderosos en su afán capitalista.
Pero el mensaje (con unos supuestos de moral familiar un tanto dudosa) y sobre todo la forma de representar la trama por casi todos los demás actores, me haría tildar a la producción dentro de eso que antes se decía “de país subdesarrollado”. Para conocer lo malvados que resultan el Pachá y su sobrino en el fin, baste decir que, cuando tienen urdido un maquiavélico plan, hasta se ríen a carcajadas de placer…



 

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