La sede del CIDOB, en la calle Elisabets de Barcelona. Antes el edificio había sido del Instituto del teatro. En la sala de la ventana de más arriba de esa hornacina, o quizás aún más arriba, en las golfas, Pere Portabella daba clases en los primeros años 70 a un grupo heterogéneo, que dio que hablar. Yo sólo asistí un día, acompañando a Martí Rom.
Jesús Franco no gana para desengaños en “El extraño viaje” desde la muerte de sus padres. Invoca al tiempo pasado continuamente: “¡Con lo buenas que estaban las peras del huerto de papá!” ¿Cuáles podrían ser esas riquísimas peras del huerto de papá, a conservar en la memoria? Aquí –Cine- se intenta recopilar y dejar visibles las impresiones a vuelapluma, en general sin documentación ni análisis previos, de la reciente visión de alguna película que me haya causado buenas vibraciones.
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