Era, casi, "el último de Filipinas" de la forma, en una televisión pública que parece alejarse de su modelo inicial, para ir cayendo poco a poco en la banalidad más absoluta.
Copia del texto de Ramón Colom, aparecido en "El Periódico":
No lo queremos hacer» este es el mensaje que me transmitió la dirección de TV-3 cuando el pasado mes de junio me informaron de la finalización del programa. No podemos saborear el gozo del retorno a la producción y emisión, como lo han hecho otros compañeros de la cadena. Mi enhorabuena. Tampoco nuestros espectadores, que desde hace 16 años de forma continuada o discontinua nos seguían.Por Millennium han pasado más de 5.000 personas, cada uno experto en su materia. Desde los científicos del comienzo, hasta los temas de interés general de este año. Hemos invitado a muy pocos políticos, pues en TV-3 hay espacios por donde pasan cotidianamente. Los que sí han venido han sido pensadores, investigadores, profesores, expertos. Desde los más jóvenes, como la cantante Anna Roig y el emprendedor Pau Garcia Milà, que cree que «todo está por hacer», hasta los más veteranos, como Emili Teixidor o Antoni Tàpies, cuando ya habían dejado su obra hecha.Me vienen muchos programas a la cabeza: aquel «cara a cara» que hicimos entre Samir Nair y Josep Piqué; otro entre Jordi Pujol y Mijail Gorbachov, el del futuro de liberalismo, el del futuro de la socialdemocracia, los think thanks políticos... La primera vez que se habló en nuestro país de los indignados fue en Millennium, a raíz de la publicación en Francia del libro de Stephane Hessel. Hemos hecho de todo: programas de historia, de economía, de ciencia, de medicina, de filosofía, de todo.A mí me han tocado muy de cerca las intervenciones de los sabios que hay en nuestro país. Hablo, por ejemplo, de Rafael Argullol cuando nos hizo la disección personal de 2001, una odisea del espacio, la primera semana del año 2001 o de su aproximación a Michelangelo.Qué puedo decir de una persona como Lluís Duch que me dejó boquiabierto con aquel programa de apalabrar el mundo. Esta era la tarea con la que nos habíamos comprometido en el programa: apalabrar el mundo. Un trabajo compartido con muchas personas que han venido a Millennium: Xavier Rubert de Ventós, Joan-Carles Mèlich, Carles Duarte, Jorge Wagensberg, Manuel Patarroyo, Amador Vega, Miquel Treserras, Francisco Rico, Xavier Melloni, Luis Sebastián, Josep Rius-Camps, Dolors Bramon, Norbert Bilbeny, Gore Vidal, Mercé Ibarz, Marc-Antoni Broggi, Albert Chillon, Victoria Cirlot, Luc Ferry, Manuel Forcano, Manuel de Castillo, Loretta Napoleoni, Jordi Pujol, Abdennur Prado, Marta Pessarrodona, Agustí Colomines, Arcadi Oliveres, Nuria Terribas, Francesc Torralba, Josep Maria Terricabras, Rogeli Armengol, Paul Preston, Gilles Lipovetski, Borja de Riquer, Teresa Forcades, Clara-Isabel Simó, Lali Vintró, Daniel Clivillé, Joan-Antoni Melé, Xavier Vidal-Folch, Jeremy Rifkin, Michael Connelly, Joan B. Culla, Xavier Bru de Sala, Fèlix Riera, Josep Maria Carbonell, Albert Sáez, Jaume Cela, Josep Maria Muñoz, José Maria Castillo, Victoria Camps y muchos mas.La lista sería interminable, porque los que han sido y nos han tocado por dentro son muchos.Estoy en contra de los falsos profetas e ideólogos que se esconden dentro de los periodistas. Los invitados no siempre eran bien vistos, incluso entre ellos. Todos iban a defender sus ideas y que eran un reflejo del país. ¿Quiénes somos nosotros para decir este sí o este no? ¿Quién nos ha dado la patente de inclusión o de exclusión? No me gusta la sumisión a nadie y pienso que debemos procurar relatos que hagan comprensibles nuestros problemas más allá desde la palabra del poder político, que no es la palabra política.Millennium no ha muerto. Se dice que cuando se cierra una ventana, se abre una puerta. Intentaremos que sea así. Un fuerte apretón de manos a todos y hasta pronto. Ramon Colom.

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