Jesús Franco no gana para desengaños en “El extraño viaje” desde la muerte de sus padres. Invoca al tiempo pasado continuamente: “¡Con lo buenas que estaban las peras del huerto de papá!” ¿Cuáles podrían ser esas riquísimas peras del huerto de papá, a conservar en la memoria? Aquí –Cine- se intenta recopilar y dejar visibles las impresiones a vuelapluma, en general sin documentación ni análisis previos, de la reciente visión de alguna película que me haya causado buenas vibraciones.
domingo, 30 de octubre de 2022
Los proscritos
viernes, 28 de octubre de 2022
Florián Rey. De luz y de sombra
La montagne infidèle
miércoles, 26 de octubre de 2022
Dziga Vertov
martes, 25 de octubre de 2022
Los Xey una historia de película
Cien años con Juan Rulfo
lunes, 24 de octubre de 2022
Monsieur Verdoux
sábado, 22 de octubre de 2022
Marie-Octobre
miércoles, 19 de octubre de 2022
Marx può aspettare
Marx puede esperar
Cuenta Marco Bellocchio en un documental que recomiendo buscar y ver —Marx può aspettare (2021)— que eso le dijo su hermano gemelo Camilo cuando, allá por su juventud embutida en la perpetua búsqueda de revolucionar el mundo, le anduvo pinchando con sus apremios políticos.
Pues sí: Marx puede y debe esperar cuando temas mucho más vitales le asaltan a uno. Había cosas más importantes, piensa ahora Bellocchio, tras dedicar su película a repensar, cincuenta años después, con la ayuda de toda su familia, en la desaparición, en 1969, de Camilo.
Es un documental que recomiendo a quienes se han emocionado con alguna película del cineasta, porque gracias a él se puede ver de otra forma toda su obra. De repente, con su contemplación, se averigua que su reflejo en ella de la locura, de sus ataques al fanatismo religioso o al lastre de la familia que siempre contiene, no son por algo circunstancial y genérico, sino que obedecen a aspectos vividos, claramente autobiográficos.
Uno de los familiares supervivientes, a los que pregunta para reconstruir la infancia y juventud, suya y de su hermano gemelo, es su hermana María Luisa. Bellocchio la entrevista siempre acompañada de su otra hermana, Letizia, quien repite alguna de sus palabras que cree puede haber resultado confusa, porque María Luisa es, desde su nacimiento, sordomuda.
Habiendo sido su madre seguidora fiel de la doctrina católica más severa, cuyas ideas parece que supo transmitir sobre todo a sus hijas, Bellocchio le pregunta a María Luisa por sus expectativas de una supuesta vida futura, sobre qué querría ver en la prometida vida eterna:
—No quiero ver a Dios —contesta María Luisa—. Allí querría ver a mamá, a papá, a mis hermanos, a la familia —dice con ese tono hueco, pero profundo, de los sordomudos que han aprendido a emitir palabras, aunque no las pueden oír.
Bellocchio pone entonces una foto grupal, de todos los miembros de su familia que le quedan con vida: hermanos, hijos, sobrinos, nietos… Ni que decir tiene que el efecto es inmediato, humedeciéndote los ojos de forma súbita, por la lucidez emocional de entender no solo la escena, sino todo lo que representa que el cineasta la ofrezca ahora, casi al final, por ley natural, de su carrera.
Tras una autocrítica por la frialdad y la falta de amor que pudo dominarle en algún momento, de lo que se arrepiente enormemente, acaba la película.
martes, 18 de octubre de 2022
Los escritos de Jean Epstein en sus films
domingo, 16 de octubre de 2022
Tromperie























































