No había visto aún “The act of killing” (Joshua Oppenheimer, 2012) y “para darme una tarde de asueto” la he ido hoy a ver en la Filmoteca.
Jesús Franco no gana para desengaños en “El extraño viaje” desde la muerte de sus padres. Invoca al tiempo pasado continuamente: “¡Con lo buenas que estaban las peras del huerto de papá!” ¿Cuáles podrían ser esas riquísimas peras del huerto de papá, a conservar en la memoria? Aquí –Cine- se intenta recopilar y dejar visibles las impresiones a vuelapluma, en general sin documentación ni análisis previos, de la reciente visión de alguna película que me haya causado buenas vibraciones.
martes, 31 de mayo de 2016
The act of killing
No había visto aún “The act of killing” (Joshua Oppenheimer, 2012) y “para darme una tarde de asueto” la he ido hoy a ver en la Filmoteca.
lunes, 30 de mayo de 2016
Ammophila Arenaria
Hoy han publicado en “La Charca Literaria” mi “Ammophila Arenaria”, unas líneas para rememorar la escena de la imagen, que tengo siempre presente, y me temo que hago presente a todo mi entorno con demasiada frecuencia.
Ammophila arenaria
La apremiante exigencia de la niña apretándole la mano, su sonrisa confiada y el mismo milagro de Ordet (Carl Theodor Dreyer, 1955) deberían figurar por derecho propio y en primer lugar en esta sección si lleva el nombre que lleva. Pero hay en la película otra escena, alrededor del mismo personaje que actúa en ésta, que me produce un mismo efecto, si no superior.
Es el bueno de Johannes, su protagonista. Primero en persona, escapándose por una ventana de la casa una noche, tras dejar escrita una nota. Luego en off, ya de día, con todos los de la familia, dispersados, gritando su nombre: «¡Johannes!», intentando localizarle.
Especialmente emociona ver cómo actúa su rígido y anciano padre. Ha subido por unos escalones de madera enclavados en la arena a lo alto de la duna donde está el tendedero de la granja, y grita al aire, desesperado: «¡Johannes! ¡Johannes!». Sabe que el estado mental de su hijo no le permitirá valerse por sí mismo y teme por su vida. Una música que acompaña de fondo la escena es en parte causante de que se incumplan las reglas que me he marcado como límites para incluir escenas en la sección. Por exceso: ese Casi… de su título se queda bien corto.
Por casa saben que no puedo ver una duna con una ammophila arenaria (he averiguado su nombre rastreando por internet) allí arriba, ondeando al viento, sin que me ponga a gritar: «¡Johannes! ¡Johannes! ¡Johannes!». Por pudor lo hago de espaldas, porque se me quiebra, irremediablemente, la voz.
domingo, 29 de mayo de 2016
O encantado
sábado, 28 de mayo de 2016
O desolado
O inquieto
Creo que es lícito temer que el exceso de una película que son en realidad tres, como es el caso de "Las mil y una noches" (Miguel Gomes, 2015) sea una demostración del endiosamiento de un director al que se ha aupado muy arriba y ya se le permite todo. Pero resulta que se inicia de una forma que aúna el necesario documental sobre la crisis (impresionantes escenas y voz en off sobre el mazazo a los astilleros como fuente de trabajo y fortuna), la peculiaridad del cine de Gomes (apareciendo él mismo reconociendo no saber qué hacer, mezclando una película sobre la crisis de los astilleros y la misteriosa invasión de la abeja asesina y los métodos ideados para acabar con ella) y el cine clásico narrador de historias fantásticas, dejando claro que Miguel Gomes no es un bluff.
miércoles, 25 de mayo de 2016
Todo es de color
"Todo es de color" (2016) es un viaje. Gonzalo García-Pelayo necesita un tema para cada película que hace. Una vez que lo tiene, sea éste Sevilla, el Rocío, Cádiz o las niñas, lo exprime bien, aportando de aquí y de allí para cubrirlo. En esta ocasión el tema es un algo etéreo que ha dejado el grupo Triana, y que está por el aire, ese aire que surcan en el film unos drones, buscando elevarse al son de unas canciones.
miércoles, 18 de mayo de 2016
Risa y dinero
Conocemos a Gregory La Cava por sus comedias sofisticadas, y sorprende ver cómo, sin abandonar la comedia y hasta con alguna escena hilarante, en "Risa y dinero" ("Laugh and get rich", 1931) había sabido adaptarse la mar de bien a las circunstancias. La gran depresión que siguió al crac del 29 lo debía dominar todo, y los personajes de la pensión de los Austin, empezando por ellos mismos, intentan ganarse la vida como pueden. Eternos buscadores de trabajo, esperanzados inventores, timadores, artistas que no venden un cuadro, arribistas,...
martes, 17 de mayo de 2016
La versión Browning
lunes, 16 de mayo de 2016
La dernière lettre
Es Catherine Samie, de la Comédie Française, en su papel. Aparece así, en planos medios o primeros planos, o sólo su sombra o varias sombras. En un espacio muy amplio, de techo invisible muy alto, se va registrando su monólogo. Corresponde a una larga carta, insertada en medio de la trama de "Vida y Destino", de Vasili Grossman. Ana Semionovna, doctora ucraniana, le explica a su hijo en la carta los acontecimientos que le han sucedido en los últimos tiempos. La llegada a su ciudad de los alemanes y cómo cayó entonces en la cuenta de su condición de judía y lo que eso le iba a significar. Cómo, al igual que los otros judíos de la localidad, ha sido confinada en un ghetto. Cómo ve que reacciona la gente -no judíos y judíos- con ella. La vida en el ghetto, los rumores, el optimismo insensato que muestran todos, ocultándose la realidad.
sábado, 14 de mayo de 2016
Missile
Me está empezando a alarmar más de la cuenta, llegando a un cierto agobio, todas esas películas de Frederick Wiseman que, analizando detalladamente una institución de los Estados Unidos, te trasmiten un panorama desolador sobre la ideología media de toda una sociedad.
viernes, 13 de mayo de 2016
Aspen
Siendo un documental sobre el más famoso centro de esquí, "Aspen" (Frederick Wiseman, 1991) empieza de una forma sorprendente: Un encuentro religioso matutino. Una serie de personas, la mayoría sacerdotes, inician una ceremonia religiosa. La siguiente escena nos muestra unos trabajos ganaderos en un valle, para luego, tras ver en el aire unos globos, pasar a la barquilla de uno de ellos, donde presenciamos una ceremonia de boda. Sigue la visión de unas montañas nevadas y sóloentonces empezamos a ver esquiadores evolucionando. Más adelante daremos sentido a ese principio.
Víctor Érice en la Filmotrca
Ir a escuchar a Víctor Érice siempre está bien, aunque se hayan visto ya las tres películas proyectadas. “Alumbramiento”, “La morte rouge” y “Vidrios partidos” fueron anoche las tres suyas que constituían la sesión escogida para abrir el ciclo “Més enllà del mirall: 10 anys sense Joaquim Jordà”. Aún sin acabar de entender la relación con Jordá, a ver quién desprecia esa u otra excusa para oír de nuevo a Érice hablando de lo que sea tras la proyección de su cine.
jueves, 12 de mayo de 2016
La mujer y el monstruo
martes, 10 de mayo de 2016
Yo soy Porthos
En esta ocasión la flojera me ha venido a través de una película reciente, en principio poco proclive a la lágrima. Se trata de 50 años de rebeldía (The fifty-year argument; Martin Scorsesse y David Tedeschi, 2014), un documental sobre el The New York review of books y especialmente uno de sus fundadores, Robert B. Silvers.
He llegado a ver (exteriormente) algún ejemplar del NYRW que compraba y decía que leía un amigo al que consideraba un snob de la cosa americana, pues no encontraba qué interés podía tener en informarse de los libros que iban apareciendo en los Estados Unidos, si aquí apenas si llegaba alguno de ellos con mucho retraso, mientras veía que dejaba pasar todo lo que surgía por nuestros barrios. Reconozco que debía haberlo sabido con anterioridad, pero que ha sido viendo el documental cuando me he enterado de que es verdad, las críticas literarias forman la estructura de la revista, pero ésta ha destacado desde siempre por sus influyentes artículos, escritos por lo más granado de la progresía literaria y del pensamiento de cada época. Ignorancia que acumula uno.
Pues bien. Iba yo, bastante entretenido, viendo pasar gente notable hablando de notabilísimos escritores que colaboraban en la revista y de sus peculiaridades, de forma que se me ha hecho rápidamente la hora de su fin. Y por entonces ha aparecido nada menos que alguna de las escenas finales del Fahrenheit 451 que Truffaut realizó en 1966 adaptando la novela de Ray Bradbury, esas que explican la llegada del bombero Montag a ese territorio al final de las vías abandonadas, donde vive una colonia de refugiados, cada uno convertido en un libro, decidido a perpetuarlo:
– Ese tipo flaco es Alicia en el país de las maravillas. ¿Ves a esa chica rubia? Mira cómo se sonroja.
– Soy La cuestión judía, de Jean Paul Sartre…
Pueden resultar unas escenas hasta ridículas en la película de la que están sacadas, aunque las disculpo por el entusiasmo que aprecio en Truffaut, un autodidacta, sembrando y expandiendo la adoración por todo tipo de libros. Pero mira por dónde, después de ver toda esa gente del documental hablando de sus cosas, ese engarce con lo familiar me emocionó. Por ahí asomaba el recuerdo de mis noches de crío leyendo un ejemplar de lo más flexible de Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas, u otro bien rígido del Robinson Crusoe de Daniel Defoe, o, ya pasados unos años, el de Madame Bovary de Gustave Flaubert, pero también el de las Cartas al padre de Franz Kafka, o uno clandestino de España, aparta de mí este cáliz de César Vallejo. Y algo se removió por dentro.
domingo, 8 de mayo de 2016
En memoria de un día que pasó
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| Costaba apreciar si esa doble fila yendo a buena y acompasada marcha era de estudiantes, seminaristas, sacerdotes u otra cosa. |
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| En ocasiones, si no fuera por las diferencias de paisaje, daría para un corto de graduación de la EOC en los años 60. |
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| El campanero va a subir a hacer su concierto. |
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| A los sones de las campañas, la evolución de los pájaros por las ramas de los árboles y esta visión en picado, con la gente como si fueran insectos. |
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| Imágenes de la actividad de la ciudad buscadas con buen ojo. |
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| La marioneta mostrada entre la gente. |





































