Tienen un predicamento grande en las empresas, siendo prioritario responder a sus requerimientos por delante de otras tareas más cercanas a lo que define el puesto de trabajo. Hasta que la empresa tiene el riesgo de entrar en crisis de resultados, momento en que se sacrifican y dejan de hacer sin ningún miramiento, lo que daría idea de la falsedad e hipocresía con la que se apoyaban.
Me estoy refiriendo a los seminarios de “team building” y similares que en las últimas décadas han invadido el mundo del trabajo, de la mano de la oferta de las empresas de recursos humanos. No es ninguna broma. Recuerdo que cuando la crisis económica que empezó en 2008, cuando el que ahora es el director de la OTAN y otros alegres compañeros centroeuropeos estuvieron pisando y apretando el cuello de los PICS, para mejorar la economía de los desgraciados países del sur europeo en la Unión Europea se ofrecían recursos que, en buena parte fueron a a parar a empresas que ofrecían cursos de formación, los que fueran. No sé si había quien creía en ellos o simplemente se abrió la llave para el enriquecimiento de unos cuantos vivales.
Todo esto me ha venido a la cabeza viendo un mediometraje que puede verse gratuitamente en la plataforma Arte y seguirse… si se conoce el danés (su versión original), el alemán o el francés (idiomas a los que está subtitulado. Se trata de “The complaint” (William Sehered Høeh, 2023).
Un aislamiento en un confortable hotel en medio del bosque de los componentes de Arkimedes Solutions, captados la mayor parte del tiempo en primeros planos y planos medios, aumentando la tensión y violencia que, aunque se intente evitar, se suelen vivir en ese tipo de ejercicios. Habrá que admitir que a lo mejor sí son, en algún modo, reflejo de los entornos laborales.
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