Tienen un problema las entradas gratuitas en la Filmoteca, que no pueden reservarse a distancia, y obligan a personarse en taquillas para hacerlo. A mí me dieron la última anteayer, y no pude irme de ahí más que con una.. con el lío del reparto de aparatos para la traducción simultánea, la hora de inicio se retrasó, pero es que además se había acumulado un grupillo de gente ante taquilla, a la que fueron dejando a cuentagotas a medida que la gente iba sentándose y notaban que quedaba algún asiento libre. Vamos, todo un “dispositivo” (de esos que ahora está de moda) que hizo acuñar a buena parte del personal de la institución.
Lucía Montes y Didi-Huberman. Siempre hay un pero. Aún situado en un extremo de la última fila -la entrada que conseguí- un rayo del foco de esa lamparita de mesa encendida hubo la pajolera casualidad que iba directo hacia mis ojos, hiriéndomelos.
En los días que lleva Georges Didi-Huberman por Barcelona habrá podido quedar claro a cualquiera que haya asistido a sus sesiones, aunque no supiera previamente nada de su obra, su gusto por los juegos de palabras, sobre las palabras y su significado.
Ayer, tras un repaso de las posibles traducciones con las que conceptuar su estado de ánimo ante la inauguración de la exposición “Georges Didi-Humberman - Al taller del filòsof” en la Filmoteca, hablando de inquietudes, sensaciones siniestras y hasta ‘familiarmente extrañas’, me hizo gracia ver cómo decretó finalmente -con más razón que un santo- “sentirse expuesto”…
En su conferencia inaugural hizo un repaso sobre la utilización en sus trabajos, por parte de muchos estudiosos de la historia del arte, de imágenes de todo tipo -esbozos, acuarelas, fotos,…- como “soportes de memoria”.
Incluyó también su propia experiencia a lo largo del tiempo, haciendo primero sus propias elementales fotos, descubriendo la existencia de Fototecas y algo más tarde su inutilidad al ver que en su mayoría habían dejado de lado el color e incluso elaborado un encuadre sesgado con respecto a la obra vista en directo.
Y por ese momento lanzó una disculpa a la traductora simultanea del francés al catalán que estaba trabajando -se ve que muy bien- porque se puso a leer un endiablado texto de Georges Perec, “Pensar/Clasificar”. Ya que hablábamos de juegos de palabras, ahí el rey, junto a todos los del Oulipo.
Se encendieron las luces, apareció Lucía Montes, que ha hecho de comisaria de la exposición, y entabló una admirada conversación con el filósofo. Por un momento me pareció que estaba oyendo una de las entrevistas de Paloma Chamorro.
Finalmente se dio la hégira de todo el público hasta la sala de exposiciones, dando por inaugurado el cartel actual. Pero dado que estará ahí hasta el 31 de agosto, mejor volver otro día, con tranquilidad.
Instante de una de las pantallas de la exposición.
Un trozo del archivo de Didi-Huberman en un gran panel de la exposición. Hay otro.
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