jueves, 29 de mayo de 2025

Madre e hija o La noche no es nunca completa

Nutsa Gogoberidze.

Buscando en los archivos de la antigua URSS.

Lina, al descubrir y ver por fin las películas de su madre, se dio cuenta de coincidencias extraordinarias con cosas de sus propias películas, que su madre, atenta a su obra, nunca le había mencionado.

Escena de las películas de Nutsa.

En su confortable casa de Tiflis, Lina y y hija Nutsa, también cineasta.

Fotografía de la expedición de Nutsa Gogoberidze para el rodaje de una película. Una mujer entre hombres.

Las razones por las que vamos a ver una película y no otra pueden llegar a ser bien peregrinas. Hay quien dice que va a ver todas las películas francesas que se le ofrecen, pues siente un gran atractivo por ellas, como hubo hace no demasiado una corriente que llevaba a la gente a ver películas argentinas… o chinas.
Yo me suelo burlar de esas tendencias, porque es poquísimo el cine de esos países que nos llega y en su extensa producción hay de todo, bueno y malo, pero la verdad es que también caigo bastante en ese error. Así, es difícil que me resista a una película portuguesa que actúe como tal. O, a lo que iba, aunque he visto poquísimo, confieso que siento una atracción grande por el cine georgiano y, más extensivamente, de todo el Cáucaso.
En el programa de la Mostra de Cinema de Dones de Barcelona, señalé con marca gruesa una película, “Madre e hija, o La noche no es nunca completa” (Lana Gogoberidze, 2023). La escogí, cierto, porque era georgiana, pero sobre todo porque era el documental que una cineasta georgiana, Lana, dedicaba a su madre, Nutsa, de la que recientemente había descubierto que había hecho cine, hasta el punto de que fue la primera mujer cineasta de su país. Y que el documental contenía escenas de las dos películas de los años treinta de su madre que había podido recuperar, tras ardua búsqueda por archivos de toda la antigua Unión Soviética.
Vista ayer en la Filmoteca, la película, efectivamente, contiene escenas de las dos películas recuperadas de su madre (“Buba” -1930- y “Ujmuri” -1934-) y de unas cuantas de ella misma… en las que, directa o indirectamente, hacía referencia a su madre, pues al margen de esa ignorada ocupación como directora de cine, pasó una serie de percances en su vida (y no el menor su estancia 17 años en el Gulag) que, evidentemente, causaron mella en su hija.
Las dos películas soviéticas, la segunda inmediatamente prohibida, tienen escenas de estética etnográfica acusada, con contrapicados, muestras de la naturaleza o trabajos en el campo como muchos de los grandes films del momento. Tras su recuperación, según dice Lana, periodistas
que las vieron en festivales occidentales las compararon a la “Tierra sin pan” de Buñuel. La imagen de un buey siendo tragado sin remedio por unas tierras pantanosas, que me suena haber visto previamente por algún lado, parecía ser una crítica de la situación del país que las autoridades no dejaron pasar.
Lana Goberidze cumplió 94 años al acabar de montar la película. Se ve en el film en una fiesta en su casa con toda su familia actual, una familia burguesa y culta, con gran influencia francesa. Sólo el reposado y monótono tono de voz de la anciana, que es el que conduce -junto con las secuencias mencionadas y la visión de unas extraordinarias fotografías antiguas- toda la película, me ha resultado , al cabo de un tiempo, de difícil digestión: he debido utilizar toda la artillería que llevaba para no caer en los brazos de Morfeo. Y habría sido una lástima, porque la historia descubierta de la madre, además de explicar muchas cosas de esa parte del mundo, comporta elementos que causan admiración.

Recuperando la historia de su madre.


Observando las últimas fotos juntas antes de la desaparición de su madre, durante 17 años, en el Gulag. Nunca supe -comenta- si fueron de un encuentro o de una separación. La respuesta final que se da puede buscarse en el subtítulo que da a su película.

El buey hundiéndose en el fango en una película de su madre.

Tres generaciones de mujeres cineastas. Un caso único.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario